Must be hard, remember that.

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domingo, 10 de julio de 2011

Hablábamos de felicidad.

¿Cuánto tiempo hacía desde que no veía esa sonrisa?, ya ni me acuerdo. Pero hoy la ví. La vi serena, tranquila. La vi con ganas de comerse el mundo, jugueteando con el aire, sonriéndole a todo el que pasaba por delante, volvía a ser aquella chica fuerte de la que tantos chicos se enamoraban, volvía a ser feliz y a recorrer las calles con esos andares y esa sonrisa suya que dejaba de piedra, que helaba. Esa mirada que hacía perder a veces incluso el conocimiento. Reía, saltaba, brincaba. Volvía a sentir ese cosquilleo en el estómago. Esas ganas de vivir, esa ilusión. Tras tanto tiempo con el corazón destrozado, notó que algunas partes volvían a reconstruírse, que habían cachitos que querían amar de nuevo, habían trocitos que se habían vuelto fuertes el exacto momento en el que ellos se miraron a los ojos. Se notaba de lejos cómo lo miraba. Lo miraba distinto. Tal vez no con tantas ganas de amar como tuvo aquella primera vez, pero sí con ilusión, una ilusión que todos creíamos perdida. Nadie sabía si ese amor era correspondido o no, si alguna vez lo fue o si lo sería en algún momento. Lo que sí sabíamos todos era que ella, la niña feliz de siempre, volvía a estar enamorada.

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