Necesidad.

Hoy es de esos días en los que te despiertas y necesitas que ese brazo esté rodeando tu cintura y esa cara apoyada en tu hombro. Ver esa sonrisa cuando abre los ojos. Ver ese brillo cuando escucha un te quiero y sabes que brillan porque el te quiero es tuyo. Escuchar esa voz que tantas veces hace que tus piernas se olviden de que tienen que pisar el suelo y tu cerebro de que en algún momento tiene que pensar. Notar el calor cuando su mano agarra la tuya mientras dan un paseo por la calle, y en ese instante sientes que eres la dueña del mundo por ir de su mano. Un beso de esos que siempre terminan arreglando las cuestiones de orgullo y sólo conllevan a amarase un poco más tras cada discusión. Sentir cómo la piel se te pone de gallina cuando sus dedos recorren en forma de caricias tu espalda y te producen escalofrío y una cantidad increíble de adrenalina en el cuerpo, de euforia, de felicidad. Que tus dedos se hundan en la suavidad de su pelo y te sientas viva. Que esté ahí contigo y te repita una y mil veces que todo va a ir bien, que él estará ahí. Y en ese momento tu único miedo es esa pregunta que te plantea el corazón: ¿Y si algún día no estás? Te estremeces de sólo pensarlo. Cómo vivir sin su amor..